La medida de satisfacción que tiene un usuario cuando utiliza un sistema o producto es conocida como la usabilidad; esto es un tema que a menudo obtiene baja prioridad al desarrollar sistemas, quizá porque aún no nos ha quedado claro su valor o porque seguimos pensando que es suficiente con que nuestra aplicación cumpla con los requerimientos funcionales que solicita el cliente.
Cuando desarrollas aplicaciones con usabilidad, no sólo estás garantizando la satisfacción del usuario, sino también estás asegurando futuras ventas; ten por seguro que los clientes te volverán a buscar cuando requieran nuevas aplicaciones o cuando necesiten modificaciones a los sistemas entregados.
La usabilidad no es un checklist que hay que cumplir, no es un estándar que hay que aplicar, tampoco es conjunto de métodos que tienes que utilizar. Esto es un tema complicado y hasta cierto punto delicado, no es un teorema ya conocido, más bien, es una lista de deseos que tienes que descubrir de acuerdo a las distintas personas que van a utilizar tus sistemas, de ellos particularmente descubrirás lo que realmente necesitan.
¡Anímate a aplicar usabilidad! El retorno de inversión te hará no arrepentirte, hasta el momento no he leído queja alguna de que la usabilidad resultó contraproducente.