Soy una persona con estilo de comportamiento controlador; me gusta hacerme cargo de muchas actividades, tengo poder firme de decisión y  me enfoco en los mejores resultados. Esto me hace un poco impaciente, desconfiado y hasta minucioso. Me gusta organizar mi tiempo, priorizar tareas y generalmente prefiero trabajar solo.

Esto que acabas de leer, pienso que sería mi carta de presentación más honesta cuando era recién egresado de la universidad y trataba de conseguir mi primer empleo. Como te puedes dar idea, era un joven al que le costaba mucho trabajar en equipo, y es que en la universidad me gustaba ser el típico “ñoño” de 10 (no, no me da pena contártelo) y para no poner en riesgo esa calificación (ahora comprendo que eran sólo números), prefería participar en la mayor parte de los proyectos.

Este tipo de comportamientos no era el que en ese entonces me gustara (me desvelaba más que los demás, siempre me responsabilizaba por todo, no tenía vida social), pero era al que ya me había acostumbrado y me funcionaba.

Este pensamiento ya debería ser desterrado de cualquier universitario (ya muchas instituciones lo están haciendo), enseñando a compartir responsabilidades desde un inicio y a trabajar realmente en equipo, en lugar de entregar “proyectos” que sólo te llenan de conocimientos teóricos y algo de práctica (no digo que esto esté mal).

Hoy en día saber delegar es una de las cualidades que los líderes del mercado actual deben poseer… si yo hubiese sabido eso antes de terminar la carrera, seguro habría corregido varios comportamientos.

¿Qué es “delegar“?

Seguramente haz escuchado en varias ocasiones mencionar el término “delegar”, pero ¿sabes qué significa realmente? Según la RAE:

delegar. 1. Dicho de una persona, ‘autorizar [a otra] para que haga algo en su lugar’.

Delegar no es nada más transferir actividades (“tú hazlas“), cuando delegas una tarea, le das a la otra persona el poder de elegir las decisiones que crea mejores, autonomía para desempeñarla, facultad para ejecutar las actividades implícitas en la tarea y con todo eso, la responsabilidad del éxito de la tarea.

Esta palabra nos puede ocasionar problemas comprometedores, muchas empresas prefieren que sus empleados sigan trabajando en metodologías antiguas (les ponen a una persona que a diario pregunta ¿cómo vas? ¿cuándo acabas? ¿ya hiciste…?, qué incómodo) y se resisten al cambio hacia las nuevas metodologías, en donde todos tienen poder. Delegar no es una actividad fácil, ahora te platicaré.

Los miedos que me impedían delegar:

En mis anteriores trabajos, siempre utilicé metodologías tradicionales, ya sabes, con un líder de proyecto que se encargaba de darle seguimiento y control a la ejecución de las actividades, yo no tenía que preocuparme por “¿qué voy a hacer mañana?“, pues ya tenía una persona que me asignaba trabajo y yo sólo me encargaba de “ejecutar“, como una hormiguita más del hormiguero.

Al llegar a mi actual empleo, comencé a conocer un poco más sobre metodologías ágiles, muy atractivas pero que ponían en riesgo mi perfil de encargado del área de aseguramiento de la calidad del software (¿entonces mi poder dónde queda?), era una idea que no me gustaba lo suficiente. Te comparto algunas de las ideas erróneas que llegué a tener:

  1. Si aprende a hacerlo, yo perderé el poder“: Me comportaba de manera celosa con mis conocimientos, no quería compartir lo que sabía para que mis recursos siempre tuvieran algo qué preguntarme y sentirme así superior (¡vaya tontería!). He aprendido que cuando compartes lo que sabes, te obligas a ti mismo a conocer más (“Cuanto más vivo, más aprendo. Y cuanto más aprendo, más me doy cuenta de lo poco que sé.” Michel Legrand). Además, disfruto que ellos también me enseñen.
  2. Si sólo lo hago yo, siempre necesitarán de mi y no me liquidarán“: Recuerdo cuando mi actual jefe me decía: “Enséñale a hacer los planes de prueba a tu tester y también que haga los diagnósticos finales de pruebas“, para mi era algo como “Que él aprenda a hacerlo para cuando ya no te necesite, te corro“, es probablemente el temor de muchos, después de un tiempo comprendí que lo único que mi jefe buscaba, era que no anduviera vuelto loco y que además pudiera tener tiempo libre para otras actividades de mayor importancia.
  3. Nadie puede hacerlo mejor que yo“: Y siguiendo con mi idea errónea de la universidad de “mejor lo hago yo para que quede rápido“, antes prefería hacer las cosas yo, asumiendo que ninguno entregaría con la misma calidad y esmero. Hoy, prefiero enseñar a hacer y guiar en cómo mejorar, me he convertido no en un maestro, sino en un coach.

Leyendo sobre el nuevo liderazgo, poco a poco tuve que ir cambiando mi perfil controlador y convertirme más en una persona “delegadora“. Recuerda que delegar no es olvidarte de las actividades.

¿Qué gané delegando?

Te puedo mencionar todos los beneficios o ventajas que gané al “ceder el poder” a mis colaboradores, pero prefiero mencionar lo más importante.

-Mis beneficios:

  • Como lo mencioné anteriormente, tuve tiempo libre para asumir otros roles y funciones.Quizá si no hubiese delegado, no hubiera dado el “kilo” para desarrollar otros perfiles dentro de la organización.
  • Me convertí en su coach. He ganado la confianza y respeto de mi equipo.
  • Aprendí a aprovechar las competencias de cada uno  y he aprendido a cómo desarrollar o fortalecer sus debilidades.
  • Me siento más relajado, mis presiones han disminuído, ya no siento la presión por entregar resultados, ellos me ayudan.
  • Ahora me siento más líder que antes.

-Los de mis colaboradores:

  • Se convirtieron en personas “autogestionadas“, no esperan que yo esté para trabajar, ellos consiguen lo que necesitan, eliminan sus impedimentos y ahora sólos entregan resultados. Sólo me piden opiniones o para informarme sobre temas mayores, para que en algún posible problema, yo tenga contexto y les ofrezca mi apoyo frente a los “trancazos”.
  • Los noto más contentos y motivados a la hora de tomar actividades, y me he dado cuenta que su productividad ha aumentado.
  • Me muestran mayor compromiso, por ejemplo: el día de hoy salimos a las 3 a.m. de la oficina, para dejar una aplicación preparada que se presentará el lunes. Les dije a las 10 p.m. que se podían ir y me contestaron con un “Te vamos a apoyar hasta que te vayas” (quizá mi satisfacción más grande).

Si te fijas, al utilizar correctamente la técnica de la delegación, obtendrás grandes beneficios. Ahora me pregunto, ¿por qué he durado tanto en mi actual empleo?

Quiero delegar, ¿qué necesito hacer?

Sólo sigue estos puntos:

  1. No tengas miedo a delegar, nada grave puede pasar.
  2. Confía en tus colaboradores, no los subvalores, todos pueden y si no pueden, el problema quizá sea el coaching.
  3. No todo se puede delegar, aprende a determinar qué actividades sí pueden hacer tus colaboradores y cuáles tienes que seguir haciendo tú.
  4. Identifica a las personas que pueden hacer mejor las actividades: a algunos les gusta mucho redactar (como a mi), otros prefieren hablar, etc. Te funcionará mejor.
  5. Enséñales cómo realizar sus tareas: qué hacer, cómo cumplir los objetivos de la empresa, etc. Asegúrate que la persona encargada no tenga dudas.
  6. Dales a conocer los tiempos de entrega y déjalos trabajar. No los “atosigues” con seguimiento diario. Permite que ellos se planifiquen.
  7. Acostúmbralos a buscar soluciones en lugar de sólo mirar el problema.
  8. ¡No los dejes! Siempre sigue sus actividades y apóyalos cuando tengan problemas. Sírveles de guía.
  9. Mantenlos capacitados, ¡enséñales!
  10. Proporcionales los recursos que necesitan para lograr los objetivos. Jamás mandes a un leñador por leña sin darle un hacha afilada.
  11. Hazles saber que también tienen poder: “¿Cómo decidiste que realicemos este proyecto?” (si no es la mejor estrategia, puedes usar frases como “Te sugiero que lo hagamos así…“).
  12. Dales la confianza para cometer errores, que sepan que cuentan con tu apoyo en caso de un “fracaso”. Ninguno aprendió a caminar sin un buen “porrazo“.
  13. Pide retroalimentación hacia tí, que te digan qué te falta, cómo te deberías comportar. Recuerda que somos pésimos realizando autoevaluaciones. Utiliza ese feedback para mejorar tu forma de delegar.
  14. Y siempre, siempre reconoce sus esfuerzos, dales los créditos, elogialos en público. Agradéceles, dale tus felicitaciones, celebra con ellos, invítales un café por sus buenos, no tan buenos y hasta por los malos resultados.

 Conclusión

Si no acostumbras delegar en tu organización/equipo, entonces comenzar a hacerlo puede parecer una situación complicada, pero si tu objetivo es crecer y ser un mejor líder, entonces tienes que enfocarte en lograrlo. Te aportará muchos beneficios el delegar (te lo digo por experiencia).

Ten siempre presente que delegar actividades no significa que te olvidarás de ellas. Delegar es permitir que otros trabajen en ellas y que a su manera se responsabilicen de su éxito, mientras tú actúas como un soporte para cualquier duda o problema que llegase a existir.

Cuando delegas no pierdes ningún tipo de “poder” o “facultad“, al contrario, te aseguro que tu equipo te seguirá respetando (incluso más que antes) y te verán como un líder, no como una figura dominadora.

Para obtener resultados satisfactorios al delegar, tienes que confiar en tus colaboradores y compartirles parte de tu responsabilidad. Siempre mantente pendiente de algo que llegasen a necesitar y si requieren aprender más para ejercer sus actividades de mejor manera, gestiona su capacitación.

Cuando aprendes a delegar, no sólo ayudas a tu equipo a trabajar de forma más cómoda, sino que también elevas el desempeño y mejoras la productividad de la empresa. Además de que, al delegar, tendrás más tiempo para tu vida social.

Tengo el privilegio de trabajar con un jefe que me ha delegado muchas actividades y responsabilidades con toda su confianza, misma que no me ha permitido defraudarle y además me ha dado la oportunidad de crecer profesionalmente. Aún me sigo preguntando, ¿por qué he permanecido tanto en la empresa?


Hasta aquí el artículo, te sugiero lo compartas, probablemente lo lea tu jefe que aún no ha decidido comenzar a delegar.