He leído que algunos jefes prefieren no trabajar con millennials (aguas con ellos, porque si no pueden con estas generaciones, las siguientes les traerán mayores dolores de cabeza) y que prefieren seguir trabajando con generaciones anteriores. Argumentan que los millennials no somos comprometidos, que somos irrespetuosos, que en poco tiempo pretendemos un ascenso o un aumento económico, etcétera. No se crean todo lo que leen, no somos una generación de villanos laborales. Hay otros jefes que se sienten muy contentos de trabajar con millennials, porque ya han aprendido la manera de cómo tratarnos, como hacernos sentir bien y sin duda están satisfechos con los resultados.

He decidido redactar este artículo para dar mi punto de vista sobre ese tema de generación; en definitiva, no puedo hablar por todos mis contemporáneos, no puedo redactar un artículo en donde exprese el sentir de todos los demás, así que me limitaré a redactar por mi persona, tú me dirás si estás de acuerdo.

Yo (como millennial) para sentirme cómodo en un trabajo y dar resultados mayores a los esperados, solicito únicamente me satisfagan tres sencillos puntos:

1. Dame un ambiente laboral sano

Un buen ambiente laboral es la clave para lograr un buen desempeño organizacional, pienso que cualquier empresa se debe preocupar por sus empleados antes de cualquier otra cuestión, como decía Richard Branson “Los clientes no son lo primero, lo primero son los empleados. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”. Me asombra el hecho de enterarme que aún hay personas que trabajan en lugares donde no les permiten escuchar música, revisar Facebook, LinkedIn, Twitter, etc. ¡Vaya que parecen esclavos! En cuanto al buen clima laboral, yo pido los siguientes puntos:

  • Permíteme trabajar a mi ritmo; el hecho de que me des tu confianza, me obliga a no defraudarla, frases como “Adelante Adair” me motivan a presentar los mejores resultados, y desde luego se incrementa mi satisfacción personal.
  • Dame la libertad de actuar a mi manera; dime qué tengo que hacer y yo me encargaré de elegir la mejor manera cómo de hacerlo.
  • No me impongas; mejor considera mi opinión a la hora de tomar una decisión que me afecte, tampoco te pido que me cumplas “caprichos”, me conformo con saber que al menos fui escuchado.
  • Produciré más resultados en un ambiente ameno; sé que es imposible que en una organización todas las personas sostengan una relación de amistad, pero lo que sí puedes lograr es tratar de mantener un ambiente agradable. Aún recuerdo cuando entré a Hova, mis nuevos compañeros los viernes me invitaban a la “cascarita” de fútbol, ¡qué agradable! Hasta a carreras de Go Karts íbamos; hoy eso quedó en los recuerdos, no sé que propició a que se terminaran esos eventos.
  • No me mandes a la batalla sin buen equipamiento; si quieres que produzca resultados, asígname lo que necesito. Particularmente puedo señalar que detesto que:
  1. Mi productividad se vea limitada por una máquina lenta.
  2. No disponer de algún equipo móvil para asistir a reuniones, hacer presentaciones, etc.
  3. Trabajar en pantallas pequeñas, que no me permiten trabajar cómodamente con más de una aplicación; recuerda que los millennials presumimos ser “multitarea”.
  4. Soy muy gráfico, para todo utilizo diagramas, anotaciones, etc. Me siento cómodo viendo mis ideas en un mismo lugar y relacionarlas, eso me permite alcanzar soluciones más rápido. Una pizarra no me viene nada mal.

2. Proporcióname el salario que merezco

El salario es la remuneración que recibe una persona por haber realizado actividades. Esto va más allá del dinero, te doy detalles:

  • Salario económico: ¿Quién dijo que el dinero a los millennials no nos movía? Suelo pensar (no sé quién me contagió la idea o si lo deduje por mi cuenta) que quien mayor productividad o beneficio le aporta a la empresa, mejor remunerado se encuentra económicamente. La realidad es otra, pero bueno, no vivas pensando que tus colaboradores van a vivir de “retos” o comer “felicitaciones”, ¡Error! De un buen trabajo esperaría que me pagaran lo justo, de acuerdo a mis actividades y resultados.
  • Salario emocional: Que vienen siendo todos aquellos incentivos no relacionados con dinero, pero que igual nos satisfacen necesidades. Te puedo mencionar parte de este salario:
  1. Permíteme crecer, lograr objetivos y conseguir puestos más altos en la organización. A los millennials (creo que a todos) nos gusta el reconocimiento.
  2. Generalmente trabajo mejor bajo estrés elevado, me gusta mantener mi mente ocupada, pero esto no significa que no sufro desgaste; regálame tiempo, un “Adair, tómate el siguiente viernes” me harían presentarme más productivo la siguiente semana.
  3. ¡Evita hacerme trabajar fuera de mi jornada laboral! Esto no significa que no te daré mi apoyo cuando lo requieras, pero generalmente prefiero olvidarme del trabajo mientras estoy fuera de la oficina, dame ese tiempo para mí, mi relax.
  4. Platica conmigo sobre cómo me siento, qué me gustaría, qué pienso; me harás sentir cómodo y más confiado, seguramente te compartiré las inconformidades que llegase a tener y lograrás mantener un ambiente de confianza entre tú y yo.

3. Invierte en mis habilidades y conocimientos

  • ¡Me encanta aprender y a veces la proactividad no es suficiente! Patrocíname cursos, permíteme tomar talleres, acudir a eventos, etc. Te aseguro que te lo retribuiré al aplicar lo aprendido dentro de la organización.
  • ¡No me limites! También mi profesión principal me puede llegar a resultar aburrida. Dame la oportunidad de realizar otras actividades, en donde pueda aprender cosas nuevas, ¡vaya que me motiva! Me encantan los retos.
  • ¡También tengo errores como las demás personas! A pesar de que generalmente fuimos educados pensando que en la mayoría de las ocasiones teníamos la razón (ahora aplica la frase de “Trata a tus hijos no como lo que son, sino como quieres que sean”), y con ese sentido me incitaban a actuar de manera cuidadosa, tratando de no equivocarme (para no perder ese sentir) y muy a pesar de eso la llego a “regar” (hacer las cosas como no se debería). Siempre he preferido ante todo la honestidad, un llamado de atención no le hace daño a ninguno. Recuerdo cuando mi traumatólogo me atendía en mis terapias (lesión de peroné) me decía “No estás caminando bien, no lo haces normal, uno de tus pies no lo utilizas como es, mírate en el espejo” y hasta entonces me dí cuenta que realmente lo hacía mal. Me sugirió que alguien me observara y me indicara cuando lo estaba haciendo mal. Lo mismo aplica aquí.
  • Déjame compartir mis conocimientos con los demás colaboradores, regálame la grata satisfacción de haber colaborado en la potencialización de los saberes de alguien más, además, cuando enseño, aprendo dos veces.

En conclusión…

Los millennials somos una generación con comportamiento diferente (como todas); nos tocó vivir la transición tecnológica (desde no tener acceso a una computadora, hasta ahora pedir el súper por ese medio) que nos obligó a ser curiosos y proactivos (no había quién nos enseñara a usar completamente la tecnología, teníamos que aprender por nuestra cuenta), crecimos con sensación de poder hacerlo todo, y si no podíamos, lo intentábamos hasta lograrlo (de ahí el amor a los retos). Y nuestra principal característica es que no nos atemorizan los cambios, total, ya vivimos el más grande de ellos, el boom tecnológico.

Todas esas cuestiones nos formaron un carácter diferente, esto puede ser una ventaja o desventaja, depende del cristal con el que lo veas; lo que sí te puedo asegurar, es que los millennials también sabemos ser fieles, lo único que necesitamos es un buen mentor que nos guíe, nos rete, nos haga crecer (en todos los aspectos), en lugar del tradicional jefe. ¿Cómo saber si eres un buen mentor? Cuando más de un millennial continúa trabajando para ti (no renunció rápidamente) y seguramente te está haciendo grandes aportaciones, significa que lo estás haciendo bien, pero no te confíes. ¿Te parece mucho? Espera a ver el ROI.

¿Qué has pensado? ¿Me regalas tu opinión? ¿Eres millennial? ¿Coincides conmigo? Me será agradable conocer diferentes perspectivas. Continúa disfrutando tu domingo, te lo deseo.